La Orquesta del Bañado del Tacumbú se inicio en el seno de la escuela de música creada el año 2012 impulsada por el Padre Germán Pravia, sacerdote misionero y profesor de música, apoyado por el Maestro Luis Zarán para que la orquesta formara parte del proyecto nacional que él dirige: Sonidos de la Tierra. En sus inicios, la orquesta la formaban 11 alumnos, inscritos en guitarra, habiendo en aquel momento solo 2 guitarras que los alumnos debían compartir. Viendo el interés de los chicos, el Padre Germán se las ingenió y con maderitas diseñó lo que sería el mango de una guitarra para que cada uno de los alumnos pudieran practicar en sus hogares.
Al año siguiente, con el apoyo del Programa “Sonidos de la Tierra”, se pudo disponer de profesores e instrumentos. En el 2013 la Escuela ya contaba con instrumentos de cuerda (violín, viola, violonchelo y contrabajo) y con un total de 40 alumnos.
Alumnos 47
Profesores: 4
Guitarra: 15
Violin: 19
Clarinete: 1
Viola: 3
Violonchelo: 3
Contrabajo: 1
Flauta: 2
Saxofón: 3
Batería: 1
Fray Germán Pravia, OP
Hola, soy Germán Pravia, uruguayo, actualmente novicio en la Orden de Predicadores. En 2011 fui destinado a vivir al Bañado Tacumbú en Asunción, Paraguay, como misionero. Siendo religioso, sacerdote y también músico, siempre procuré evangelizar desde y con la música y, como sabía que la cultura paraguaya es muy musical, tomé la iniciativa de ofrecer algunos cursos de guitarra… para empezar. Me ilusionaba la idea de poder llegar a los niños, niñas y adolescentes a quienes, a lo mejor la catequesis parroquial no llegaba a entusiasmar. “La Música también puede volverse un camino hacia Dios” –me decía… En la capilla del barrio había dos guitarras -ya gastadas pero que nadie utilizaba en el momento- y comenzamos. El entusiasmo fue creciendo en grado exponencial. Los encuentros semanales se llenaban de alumnos y alumnas que se duplicaban al encuentro siguiente…Estuvimos empezando las clases como por dos meses desde julio… pues siempre había que exponer los rudimentos iniciales con los nuevos que venían… No contábamos con todas las guitarras ni mucho menos… Algunos de los niños que venían a aprender encontraban en sus casas alguna guitarra desvencijada, o pedían a algún familiar alguna guitarra que pudiera estar en algún ropero…olvidada…, pero otros no podían conseguir… Durante el trascurso de la clase, quienes tenían guitarra compartían con quienes no tenían…pero la dificultad estaba en el tiempo de práctica indispensable durante los días entre encuentro y encuentro… Como una de las destrezas a adquirir es la educación de la mano en el armado de los acordes, diseñé a tal fin un sustituto muy “casero”: en un trozo de madera de ancho y espesor similar al mástil de la guitarra aunque no tan largo, dibujé con bolígrafo sobre una de las superficies algunas líneas que imitaran las barras y las cuerdas, y la mostré a los niños que no tenían guitarra en su casa para que en cualquier madera que encontrasen por allí la pudieran copiar.
Así fuimos supliendo la escasez de instrumentos hasta que pudimos adquirir algunas guitarras más con el dinero que podíamos reunir a través de actividades comunitarias, que nos era suficiente para comprar, al menos, guitarras ya usadas en comercios de segunda mano.
Como veis…un feliz comienzo!… que preanunciaba un desarrollo más feliz aún…